sábado, 4 de agosto de 2012

Los penitentes de la Recolección

Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas.

Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar.

Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas acciones.

Una noche en que pasaba la procesión de cucuruchos Mario un muchacho valiente y aventado, decidio salir a su encuentro, cuando oyo que se acercaban los penitentes por las viejas calles, vacias a esa hora, hasta el ambiente estaba frio y nuboso mas que de costumbre, pues cuando vio desfilar los cucuruchos se le erizo la piel, se puso como de gallina, uno de los cucuruchos salio de la fila y se le acerco, le dijo:  -toma, cuidamelo hasta que refrese por él.

Mario no pudo negarse y tomo el cirio que llevaba el cucurucho, Mario al siguiente día empezo a enfermar, lo peor de todo era que, los doctores no encontraban del porque estaba enfermo Mario, este habia guardado el cirio que le diera el espectro en un baúl, cuando volvieron a pasar los cucuruchos, Mario salio con el cirio en la mano listo para entregarselo a su dueño, pero oh sorpresa, el cirio ya no erea esto, sino era un femur, el espectro al ver el hueso le dijo: Yo te he dado un cirio y tu me quieres entregar un femur. De castigo tendras que acompañarme, dicho y echo, Mario fue tomado de los brazos que por la enfermedad ya estaban bastante flacos, le pusieron un cucurucho, le dieron un cirio encendido y paso a formar parte de la larga fila de los penitentes de la Recolección, esto me lo conto mi abuilito Julio, dice que sucedio hace muchos años alla por los viejos barrios de la capital.


No hay comentarios:

Publicar un comentario